"Como es adentro es afuera" El Poder de los 4 Elementos

¿Sabías que así como el mundo está conformado por cuatro elementos, como son la tierra, el aire, el fuego y el agua, también nosotros llevamos estos elementos dentro? Además del Espíritu, por supuesto...
Los egipcios, con su gran sabiduría, solían decir que "así como es adentro es afuera", es decir, que lo que vemos manifestarse en nuestro entorno es reflejo de lo que llevamos en el interior. Esto puede aplicarse en la famosa "ley de la atracción", por poner un ejemplo. Sin embargo, quisiera hablarte esta vez de cómo los elementos que solemos ver alrededor, que conforman el entorno ambiental, también están dentro de nosotros, formando nuestro organismo, incluso nuestras emociones. Si estos elementos están perfectamente equilibrados, nosotros lo estaremos. Si no... ¡debemos actuar!

El Elemento Agua.

Como sabes, nuestro organismo está conformado en gran porcentaje por agua. Esta no sólo representa fluidos y transporte, sino nuestras emociones. Si falta o hay exceso de agua en nuestro organismo, nos sentiremos desbordados por ellas, "hinchados de cuerpo y alma". Para evitarlo, te recomiendo comer pescado, mariscos, leche y manzanas. Además, escuchar música con sonidos de agua o sonar un palo de lluvia. Poner una fuente pequeña en tu casa o espacio de trabajo es ideal. Esto ayudará si padeces constantes gripes. Este padecimiento es un pretexto que busca nuestro cuerpo para decirles a los demás: "estoy harto, no te me acerques… Podría 'contagiarte' ".

El Elemento Fuego.
El fuego es nuestro metabolismo, el sistema digestivo. Si éste falla –además de que debes pensar cuál es la idea o situación que no puedes "digerir"– es que el fuego está desequilibrado. Te recomiendo comer especias, carne y picante. También tomar café si no tienes contraindicaciones especiales. Un té de canela sería ideal, por ejemplo, si quieres bajar de peso (el fuego activa el metabolismo). Cuidado porque es un poquito irritante (es fuego, recuérdalo). También la música de cuerdas te ayudará con esto. Toma precauciones si te has sentido enojado por mucho tiempo. En este caso te recomiendo que estabilices el elemento tierra en tu cuerpo para que la ira baje de nivel.

El Elemento Tierra.
La tierra se encuentra básicamente en nuestros huesos. Además representa la estabilidad y la abundancia en nuestra vida. Para equilibrar la tierra en el cuerpo, te recomiendo comer pan, papas, pasta, cacahuates y, además, bailar con buena música de tambores. Yo, como bruja, todas las mañanas escucho salsa y cumbia cuando voy camino al trabajo. Carmina Burana es, asimismo, genial. Sobre todo con la energía del verano, cuando el Dios y la Diosa se unen en un abrazo amoroso para dar abundancia a sus hijos. La música de percusiones me ayuda a despertar y a prepararme para la labor cotidiana. También me estabiliza si me encuentro en una etapa de constantes cambios en mi vida. En estos casos evito los alimentos batidos (licuados, por ejemplo), pues estos dan la sensación de que todo gira y me vuelvo un poco loca tratando de poner orden. Cambios + aire = caos.

El Elemento Aire.
El aire es la creatividad y las ideas. Cuando nos falta, nos aburrimos, en el mejor de los casos, o no podemos comunicarnos eficazmente con nosotros mismos o los demás. Nos sentimos perdidos, sin saber lo que queremos. Para que el aire no falte, te recomiendo comer verduras y hojas verdes. Por supuesto, la música de flauta es genial. Nada más inspirador si tienes que hacer algún trabajo creativo. Además de estos cuatro elementos, existe en nosotros el Espíritu, nuestra parte divina. Éste nos anima hacia el encuentro de la felicidad. También nos enseña que todos estamos conectados y que ninguna situación puede avasallarnos porque tenemos la suficiente fuerza para enfrentarla.

¡Para conectarnos con el Espíritu es que existe la magia en nuestra existencia! Ánimate a equilibrar los elementos en tu vida, a contactar con el Espíritu, y recupera la salud en todos los aspectos. Recuerda que, para generar los cambios positivos que quieres en tu vida, debes empezar por "limpiar la casa" para que así, sin falla alguna, lo que se manifieste afuera sea tan maravilloso y luminoso como lo que llevas dentro.